El objetivo de los congresos, a diferencia de otros eventos, es ante todo formativo y la oportunidad de networking entre profesionales.
Por ello no pueden competir en glamour ni son tan creativos, pero son de una complejidad que poco tiene que envidiar el evento corporativo.
Hay una tendencia a la profesionalización de las asociaciones. La competencia ha llegado al sector y sus prioridades se han acercado a las de las empresas: generar recursos económicos y satisfacer a unos “clientes” ( los miembros de la asociación ) cada vez más exigentes. Las asociaciones quieren crecer, generar recursos para programas de formación, para sus publicaciones, para hacer estudios de mercado…funcionan cada vez más siguiendo reglas empresariales.
En esta línea, Congresos y eventos ya representan el 32 % de los ingresos de las asociaciones, resultado de una percepción cada vez más económica de los eventos.
En cuanto al objetivo de satisfacción de los asistentes, las presiones de tiempo y la cada vez mayor exigencia profesional hace que los miembros ya no formen parte de su asociación siguiendo una línea romántica de corporativismo, sino que buscan formación profesional y networking.
Por ello, las asociaciones se preocupan cada vez más por su imagen y por tanto, se preocupan por la alta calidad de sus congresos no sólo en cuanto a contenido científico. Tienen objetivos financieros y de captación y retención de miembros que les hacen fijar objetivos ambiciosos para los congresos.